El fuete más bonito
Esa mañana el Mario el capataz se levantó de mal humor.
—Negro sucio, ven acá. Lleva el caballo a tomar agua y regresas pa’ que sigas trabajando y no te atrases.
Mario se dirigía a Luis el negro más grande del cañaveral.
Las negras salieron a limpiar y a hacer las tareas que le tocaban. A la negra Marta le tocaba hoy amarrar los mazos de caña pa que los otros negros la subieran a la carreta que la llevaría a la central.
Allá en la finca habían muchos capataces pero Mario era el más 'joputa de todos. El tipo repartía fuete a la menor provocación. Trataba a los negros como si fueran caballos. Es más, al caballo lo trataba mejor que a los negros. En el cañaveral todos le tenían miedo y odio.
Marta estaba amarrando los mazos cuando de momento sintió el fuete encima de la espalda. —¡TRABAJA MAS RÁPIDO NEGRA!
Mario se paró a su lado mientras ella se aguantaba las ganas de gritar.
—Negra sucia. ¿TU NO SABES CONTAR? Se amarran de diez en diez.
El otro fuetazo la cogió en el hombro pero iba pa’ la cabeza y ella esquivó.
Marta no lloró ni gritó. No era la primera vez que le pegaban. Mario soltó los mazos y le dijo — Amárralos bien y cuenta, CUENTA negra puta.
—Esto jodí’os negros, hay que estar con el fuete encima de ellos porque si no joden todo. CARAJO.
Mario decía esto mientras se daba un palo de ron. A él le gustaba beber por la mañana. Y cuando se emborrachaba era cuando más 'joputa se volvía pero perdía fuerza en el brazo y los fuetazos eran menos dolorosos.
Un día un grupo de negras tuvo una idea. Decidieron hacerle un regalo a Mario. Cogieron un fuete que había en la caballeriza y lo adornaron. Le pusieron hilos rojos cruzados. Le pusieron cuentitas blancas y el fuete terminó viéndose como algo...bonito.
Mariana, la negra más vieja, llegó por la mañana y le dijo a Mario —Don Mario, las mujeres queremos hacerle un presente pa’ usté.
Entonces le dió el fuete adornado. Tenía cuentitas blancas en espiral. Mario cogió el fuete, lo miró y se echó a reír con una carcajada sonora y se dió un palo de ron. Ese día cogió el fuete adornado y dejó el otro al lado del caballo.
Las otras negras tuvieron una idea. Cogieron el otro fuete y esa noche lo adornaron. Ese tenía hilo amarillo que contrastaba con el color negro del fuete. Se lo regalaron a Mario al otro día. Curiosamente Mario no dejó de usar el fuete. Ahora el fuete adornado sonaba igual pero se veía más bonito. Durante el día se escuchaba “Negro 'joputa TOMA” “Negra puta, TOMA." Los gritos y los fuetazos eran iguales pero los fuetes eran más bonitos.
Una noche las negras comenzaron a hablar en el palenque antes de dormir. Mario tenía cinco fuetes y todos adornados por ellas. Pero ellas hablaban de cual fuete era más bonito mientras se untaban el unguento en las llagas que le quedaban de los fuetazos de Mario el Capataz, el capataz más 'joputa pero con los fuetes más lindos del cañaveral.
Los negros se molestaban con las negras que cada vez que algún fuete se empezaba a desmerecer le decían a Mario que se los diera pa volverlo a adornar. Con esos fuetes el les pegaba. Un día le dió un fuetazo a la negra Juana y la cogió en la oreja. La oreja se partió en el lóbulo. La pobre quedó sorda de esa oreja y la infección que le cogió se la dejó desfigurada, pero el fuete era bonito, era el de flores blancas y azules.
Los negros de las otras partes escuchaban de los famosos fuetes de Mario el Capataz. Se molestaban y le decían a las negras que no cogieran ejemplo. Pero para nada valían los consejos. Ahora empezaron a aparecer fuetes adornados en las otras partes y hasta los capataces se ponían a comparar a ver cual era el fuete más bonito. Algunos tenían manchitas de sangre pero las negras se los arreglaban a pesar de que con esos mismos fuetes les pegaban. El sonido de fuetazos era el mismo pero eran más bonitos. Mario seguía siendo un 'joputa de los más malos y abusador pero el fuete se veía bonito.
Un día La Señora Aida, la esposa del Señor Rafael estaba pagándole a los capataces el jornal de la semana cuando se fijó en el fuete de Miguel, uno de los capataces. Al verlo tan bonito y adornado le preguntó que quién le hizo eso. El le dijo que fueron una negras y que los otros capataces tenían fuetes adornados también. La Señora Aida tenía sus esclavas domésticas y las esclavas de la casa eran sus protegidas. En la casa de ella no había fuetes. Ella solo escogía negras que no dieran problemas para trabajar en las faenas de la casa. Las negras trapeaban, friegaban, y lavaban la ropa. Pero allí no se escuchaban fuetes.
Aida tuvo una idea. Había un rumor de que los negros estaban molestos y tener un alzamiento no era bueno. Ya en otros cañaverales se habían levantado los negros y en uno mataron a un capataz. Aida organizó un concurso. Cada palenque tenía que adornar un fuete y el más bonito ganaba. A los negros de ese palenque les iban a dar esa noche más ron y una muda de ropa pa las negras.
Comenzó la competencia y el día que se hizo la elección de cuál era el fuete más bonito, los negros del palenque a cargo de Mario el Capataz ganaron. El fuete de ellos se veía más bonito. Esa noche bebieron ron y cantaron celebrando su victoria. Al otro día recibieron más fuetazos de Mario que seguía siendo igual de 'joputa y tenía que pegarles más porque estaban atonta’os con el ron de la noche anterior.
Todos los años en la Hacienda del Señor Rafael se hacía la competencia del fuete más bonito y los negros de esa hacienda competían cada año y seguían recibiendo los fuetazos como de costumbre. Aida coleccionaba los fuetes cada año. Ella tenía buen gusto por el arte y era buena con las negras en la casa. En la casa no se escuchaban los fuetazos del cañaveral pero llegaban los fuetes adornados cada año...
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